Normalmente, las tarjetas revolving son productos financieros que se convierten en una supuesta solución para jóvenes que no cuentan con medios económicos propios o para familias con uno o varios de sus miembros en paro. Y a menudo también las contratan personas con problemas de solvencia sobrevenidos.
En la inmensa mayoría de los casos, se trata de personas con problemas serios de dinero y sin la adecuada formación para detectar las prácticas abusivas y poco transparentes que suelen esconderse detrás de estos créditos revolving.
Precisamente para ayudarte a identificar estos productos y evitar que terminen sobreendeudándote a ti también, te damos algunos ejemplos de prácticas poco transparentes que, lamentablemente, aún se repiten en el mercado.
Sospechosas técnicas promocionales
Es muy común que las tarjetas revolving se vendan de una forma poco transparente. Es decir, potenciando sus, en teoría, muchísimas ventajas y escondiendo sus importantes inconvenientes. Algunas de esas ‘ventajas’ son:
- Efectivo en el momento: compra lo que quieras aunque no tengas dinero disponible.
- Uso flexible: utiliza tu tarjeta cuando quieras.
- Cómodas cuotas: importes bajísimos que no cuesta mucho pagar cada mes.
En cambio, en la venta de las tarjetas revolving se hace muy poco hincapié en los altos intereses que los consumidores van a tener que pagar por usar estas tarjetas.
Además, otro modo muy frecuente en que los bancos intentan vender sus tarjetas revolving es mediante notificaciones periódicas. Estos mensajes animan a los clientes a aplazar el pago de sus compras, lo que habitualmente conlleva la aplicación de unos intereses que no se explican claramente.
Suculentos (y falsos) descuentos
No solo las entidades bancarias ofrecen créditos revolving. Gasolineras, supermercados o grandes almacenes de todo tipo cuentan con sus propias tarjetas con este mismo funcionamiento. En estos casos, es muy normal encontrarse con atractivos descuentos, como por ejemplo:
- Descuentos al repostar.
- Acumulación de puntos.
- Beneficios exclusivos.
Atraídas por este tipo de reclamos, muchas personas terminan contratando una tarjeta revolving sin casi darse cuenta. Y lo peor es que dicho contrato trae consigo casi siempre unas consecuencias muy negativas para la economía de los usuarios.
El pago aplazado por defecto en el contrato
Por defecto, las tarjetas revolving llevan asociado el pago aplazado obligatorio. Esto quiere decir que, si alguna vez el consumidor quiere pagar al momento sus compras con la tarjeta, no puede hacerlo. Al contrario: siempre que la use va a generar unos intereses relacionados con ese pago aplazado que, en realidad, no ha elegido de forma explícita.
El límite de pago máximo
Igualmente, las empresas que comercializan tarjetas revolving suelen topar por arriba la cantidad de dinero que los usuarios pueden devolver cada vez. Y esto lo hacen así por una única razón: no permitir que el cliente salde rápido su deuda para generar cuantos más intereses mejor. Recordemos que con una tarjeta de crédito tradicional la deuda se salda de golpe y por completo al final de cada mes.Con esta información, desde Sello Legal hemos querido llamar la atención sobre este tipo de prácticas poco transparentes para que los usuarios tengan suficiente información a la hora de contratar esta clase de tarjetas.